Prevención del embarazo adolescente

Prevención del embarazo adolescente

El embarazo adolescente es causa y consecuencia de las más grandes inequidades de la sociedad

Favorece los círculos de pobreza, suscita la deserción escolar, dificulta las oportunidades de desarrollo personal y por ende desvía los proyectos de vida de la madre y el padre, limita el acceso a oportunidades económicas y sociales, promueve la vinculación temprana al mercado laboral con mayores probabilidades de ingresar a cadenas productivas de subempleo u otras formas inestables de relación laboral, ocasiona tensiones familiares y emocionales, entre otros factores.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Deserción Escolar del Ministerio de Educación Nacional realizada en el 2011, entre el 20 y el 45% de adolescentes que dejan de asistir a la escuela, lo hacen en razón a su paternidad o maternidad. Así mismo, la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS),  señala que para el año 2010 en Colombia una de cada cinco mujeres de 15 a 19 años, esta o estuvo  alguna vez embarazada,  el 55 % de adolescentes que han sido madres no tiene ningún nivel de educación y el 46 % apenas tiene primaria. 

En cuanto a la edad de inicio de las relaciones sexuales, el 13% de las mujeres menores de 20 años tiene su primera relación sexual antes de cumplir los 15 años de edad ocurre más temprano en las mujeres sin educación (15.8 años) y en aquellas que viven en áreas rurales (17,5 años), que en aquellas que tienen educación superior (18,9 años) o viven en zonas urbanas (18,5 años)

Estas cifras evidencian la importancia de trabajar en la prevención del embarazo en adolescentes, lo que significa que ellos conozcan plenamente sus derechos sexuales y reproductivos para que tomen decisiones informadas, responsables y autónomas sobre su sexualidad, al tiempo que tienen la capacidad de fijarse metas y construir sus proyectos de vida antes de asumir la maternidad y la paternidad.    

Adicionalmente es importante tener en cuenta que un embarazo adolescente constituye un riesgo para la salud y la vida tanto de la madre como del feto, además de traer complicaciones a nivel psicológico, familiar y social.

En este sentido hablar abiertamente de sexualidad con los hijos es una responsabilidad fundamental de los padres, bajo el entendido de que un joven que comienza a tener relaciones sexuales de forma precoz no está preparado para valorar las consecuencias que conlleva una conducta sexual irresponsable. 

Los padres deben tener presente que son los primeros maestros para sus hijos por lo que no solamente es válido educar con palabras, sino con el ejemplo, los hijos se fijarán en la forma en que sus padres enfrentan la sexualidad, lo que ellos aceptan o les prohiben, la forma en que se visten, cómo hablan de sexualidad, cómo se relacionan con otras personas, entre otras cosas. 

Como padres deben compartir las formas de ver la sexualidad con sus hijos, hablar con ellos sobre prevención, métodos de anticoncepción, autonomía y respeto sobre el propio cuerpo, la responsabilidad que implica un embarazo a temprana edad, entre otros temas, buscando mantener un canal abierto de comunicación de tal forma que el hijo no sienta temor de acudir a sus padres para mayor información. 

Si bien desde el colegio se trata el tema de la sexualidad, al interior del hogar debe haber un ambiente abierto respecto al mismo, el sexo no puede convertirse en un tema tabú entre padres e hijos, más aun si se tiene en cuenta que el embarazo en la adolescencia se da de forma más frecuente tras el inicio de relaciones sexuales tempranas, por la falta de educación sexual y por el mal uso de los anticonceptivos.

Ahora bien, ningún padre está preparado para que sus hijos asuman un embarazo adolescente,  sin embargo son justamente ellos, los padres, los llamados a ser el principal apoyo para enfrentar la situación. 

Presentamos a continuación unas claves a tener en cuenta: 

  • Cuando le informe sobre el embarazo, escuche sin interrumpir, ni juzgar, evite la violencia física y verbal. Trate de no hacer que su hija o hijo se sientan avergonzados, ya que eso no revertirá lo que ya está hecho y solo empeorará la situación
  • No tome acción ni se haga cargo de todo. Apoye a su hijo, pero siempre él siendo el responsable de las decisiones que tome. Acompáñelo en cada decisión. 
  • De forma concertada, definan un plan de acción y síganlo, ofrezca todo el conocimiento que ya tiene sobre lo que es ser padre, sin embargo enséñele habilidades para que se vuelva independiente
  • En lo posible apóyelo para que continúe su educación.
  • Sea un apoyo o guía para su hijo, ya que necesitará evaluar la situación y tomar decisiones asertivas.